Muchos de los empresarios que me consultan acerca de los mecanismos para poder vender sus acciones en su empresa, me preguntan si deben hacerlo mediante un contrato con firmas legalizadas en una notaría. Quizás esto no está muy lejos de la realidad, pero también debemos de tener en cuenta que, para la venta de acciones en una sociedad, la sociedad debe de contar con el famoso libro de Matrícula de Acciones.
Pero ¿Qué es un libro de matrícula de acciones? Podemos decir que es una herramienta jurídica que utilizan las sociedades, con un grado de importancia para la seguridad de la sociedad en sí. En primer término, lo que se busca con este acto de inscripción en el libro las acciones de la sociedad es brindar seguridad jurídica a los accionistas, puesto que las acciones quedarán registradas en él.
En este libro se consigna la titularidad de las acciones de todos los socios de la empresa, además que de alguna forma se materializan las acciones de la sociedad, tal como lo señala el artículo 92 de la Ley General de Sociedades cuando establece que “En la matrícula de acciones se anota la creación de acciones cuando corresponde de acuerdo a lo establecido en el 83. Igualmente, se anota en dicha matricula la emisión de acciones, según lo establecido en el artículo 84, sea que estén representadas por certificados provisionales o definitivos”. Así, se concluye que la existencia del libro de matrícula de acciones dota de seguridad jurídica a los socios de la empresa.
Para que se pueda asentar las acciones en este libro, se debe de legalizar notarialmente y, una vez inscritas las acciones, se emite el certificado de acciones que será entregado al nuevo titular de estas. Este certificado tendrá la firma del Gerente General y cuando haya una transferencia de acciones, además de emitirse el certificado, se deberá comunicar oportunamente a la SUNAT.
Por lo tanto, concluimos que la importancia de que una sociedad cuente con un libro de matrícula de acciones, radica en permitir la posibilidad de transferir y vender sus acciones, así como salvaguardar los intereses y dotar de seguridad jurídica a los socios de la empresa.
Por: Aldo Lorenzzi Bolaños 
Abogado especialista en Derecho Corporativo.
