Cuando un río es desviado de su caudal natural, lo propio es que con el tiempo las aguas busquen su cauce. España e Hispanoamérica fueron separados hace dos siglos mediante procesos de independencia que culminaron en la creación de distintas repúblicas en territorios que un día fueron parte del Imperio español.
Aquello queda bien lejos y el progreso consiste en caminar hacia adelante, no hacia atrás. Pero también hay que caminar en la dirección correcta, no en la equivocada. España y los países de Hispanoamérica son Estados completamente independientes los unos de los otros y así debe seguir siendo. Sin embargo, negar nuestros lazos, raíces, idioma e historia común no es más que un tremendo error que debemos evitar a toda costa. Demonizar el descubrimiento de América o despreciar a los hermanos hispanoamericanos son actitudes a un lado y otro del océano que deberíamos desterrar por completo. El progreso para los hispanos de Europa, América y África es caminar juntos y cooperar mutuamente.
Una de las mejores formas de cooperar que tienen los pueblos desde antaño es mediante el ejercicio del comercio. España es la puerta de entrada de los países de Hispanoamérica en Europa, y la puerta de Europa en Hispanoamérica.
Desde 1821, el Perú es un Estado independiente de España. Tras de si quedaron 300 años de historia común entre ambos pueblos bajo el paraguas de un mismo imperio que trajo prosperidad para todos. Como con el resto de los países de Hispanoamérica, el idioma común, nuestras tradiciones jurídicas y costumbres comerciales comunes son un acicate para crear prosperidad como ocurría antaño.
Es por ello por lo que desde esta tribuna se reclama la redacción con urgencia de un Convenio para evitar la Doble Imposición entre el Reino de España y la república del Perú. Una norma de fiscalidad internacional que 1) ordene la soberanía tributaria en las relaciones comerciales entre ambos países que facilite el mercado con seguridad jurídica y garantías de una fiscalidad eficiente y justa, y 2) establezca los mecanismos suficientes para el intercambio de información tributaria para luchar contra el fraude fiscal y la planificación fiscal agresiva eficazmente. No se entiende que en pleno 2022 aun no exista un instrumento de esta naturaleza entre ambos países, a diferencia de lo que ocurre con otros países hermanos como Argentina, Chile o México, entre otros.
Es cierto que se está trabajando en la elaboración del Convenio, pero ya va tarde. El mundo está completamente globalizado y este tipo de instrumentos son imprescindibles. Además, sin Convenio es imposible aplicar las previsiones del Instrumento Multilateral de la OCDE para evitar el traslado y erosión de bases imponibles (BEPS) del que tanto España como el Perú formamos parte. Una medida imprescindible para conseguir el reencuentro comercial y social tan deseable.
Por: Manuel Benítez
Doctor en Derecho Tributario Internacional. Abogado y Economista ( España)